Es el momento de volver a centrarnos en nosotros mismos.

Uno de los conceptos que dio origen al Renacimiento Italiano fue el considerar al ser humano como medida de todas las cosas, como medida del universo, donde todo está presente en nosotros y donde somos un microcosmos que es idéntico y medida del macrocosmos.

Siendo el Humanismo la filosofía que esta a la base valorización del Homo como ser sobre el cual está centrada la creación, como fuente, origen, llegada y sede de la existencia, este principio llevó a explorar cada ángulo del saber, y por la ley de equilibrio universal para contrastar al Humanismo en los siglos siguientes una concepción casi contraria surgió denominada Iluminismo que sirvió como base de la filosofía Positivista, un movimiento que se caracterizó por despojar al Homo de su “pedestal” y posicionar en su lugar a la razón absoluta, que para ser absoluta debe carecer de toda característica humana.

Hoy hemos llegado a la cumbre de esta ideología y estamos viviendo sus últimas consecuencias. Esta adoración irracional de la razón absoluta es la fuente de un mundo que quiere ser un reflejo desenfocado del mundo real. Un mundo sustancialmente muerto pero lleno de Golems, seres animados sin alma, y donde todo es artificial. Un mundo donde cada vez hay menos lugar para el ser vivo, donde todo lo que nos hace Homos es rechazado y denigrado, casi como si fuera una enfermedad.

Tras siglos de destilar la técnica para que esté al servicio de la irracional razón absoluta, estamos a punto de crear una pseudo-inteligencia artificial, de pseudo-trascender al Homo biológico con el transhumanismo. Vemos desde decenas de años la robotización de la mayoría, obligados a trabajar en un ciclo infinito de repetición de acciones que se autoalimenta recíprocamente en un ciclo cerrado de: esfuerzo – consumo – necesidad – carencia – vicio. Con el resultado de desvalorizar y anular la esencia Homo vivo e impedir que pueda encontrar y desarrollar el verdadero motivo, sentido y razón de estar presente en este plano.

Ahora, el ciclo llega a su fin. La última acción es un tentativo desesperado de transformar a cada individuo en parte de una mente colectiva, una mente colmena, una entidad ficticia que no es concebible en la realidad seres sin consciencia individual partes “eficientes” de una masa informe. Pero las energías parasitarias que hasta ahora sostuvieron este estado de cosas hoy están en jaque por la acción de su propio juego, y dentro de poco desaparecerán por completo.

Es el momento de unirnos para crear un Nuevo Humanismo, un Nuevo Paradigma, donde el Homo vio, natural, cosciente y soberano sea la medida del universo, donde el Homo sea reconocido como el creador de valor y sea él la fuente de valor in primis por sí mismo. Donde la cooperación sea la base de la sociedad, donde todos formemos redes de interacción individual y donde finalmente sepamos que somos el creador y el creador es nosotros, donde la esencia encarnada sea libre.

Ser los creadores consciente de la realidad

Para poder ser los creadores conscientes de la realidad es nuestra responsabilidad individual comenzar a desarrollar nuestro entendimiento del plano existencial que estamos experimentando. Existen distintos caminos que podemos recorrer, todos son igualmente válidos y útiles, lo fundamental es no creer que existe una solución general que responde a todas las necesidades y aunque debemos profundizar todas las temáticas nunca se debe perder la aptitud visión y el entendimiento que todos los aspectos están relacionados entre sí.

Es importante observar que hasta ahora todo lo que existe se debe a nuestra propia responsabilidad, no son “otros” o “ellos” quienes lo crearon, fuimos nosotros mismos, aunque es verdad que el estado actual de las cosas es una creación hecha de manera inconsciente y de algún modo es una creación inducida.

Es fundamental saber que quien induce esta creación no tiene nuestra capacidad creadora, pero se aprovecha de ella con el engaño para crear un mundo favorable a sus propias necesidades y que naturalmente es perjudicial para nosotros. Por eso es fundamental desarrollar una clave de lectura de la realidad que nos permita por un lado de limpiarnos de estos esquemas de creación inducida y por otro reconocer en nosotros mismos esta capacidad creadora y actuarla de forma absolutamente consciente y con pleno entendimiento y equidad.

Fases del despertar

Hasta ahora uno de los típicos slogan de todos los sistemas de autoayuda y de supuesta superación personal es ejemplificado en la frase: “Sigue tus sueños” o “Esta es la vida/país/trabajo/ect de mis sueños”, la pregunta que me hago respecto a esa programación es: ¿Para soñar no debemos estar dormidos?

Nadie niega las capacidades de la visualización pero el estado desde donde se origina esa visualización no es la consciencia, más bien el estado incapacidad y desamparo que favorece el estar dormidos. Pues bien, ahora es el momento de despertar y de tomar un rol activo, consciente e intencional en todos nuestros actos y para eso debemos dejar a un lado la inercia del sueño y activar todas nuestras capacidades, descubrir nuevos talentos y tomar contacto con nuestra verdadera esencia. 

Para eso existen diferentes fases que nos permiten llegar al tan deseado despertar. Pero aquí mismo se comienza con una advertencia, este despertar no puede ser inducido desde el exterior, es realmente una necesidad profunda individual, por este motivo ninguno de nosotros puede despertar a nadie, que no esté ya intuitivamente lleno en esa dirección, la capacidad de despertar es individual y cada uno tienen sus tiempos y procesos que seguir.

Nuestro único objetivo es vehicular la información que permite expresar nuestra verdadera esencia en el momento oportuno y eventualmente transferirla a otros que estén listos para recibirla, no existen salvadores, benefactores de la humanidad, filántropos ni mesias o avatares que puedan darnos este despertar, solo nosotros mismo podemos ser nuestra propia guía, seguir nuestra propia intuición y desarrollar nuestra conexión con la eterna esencia que habita y anima este cuerpo material que es el vehículo que elegimos para vivir esta experiencia en este plano.